La semana que viene nos vamos unos días fuera y ya he conectado el riego automático (impecablemente instalado por J., evidentemente) para que me demuestre que será capaz de funcionar cuando lo deje solo.
He estado haciendo pruebas en cuanto a la frecuencia y duración del riego. El tema está en que, con este calor, la superficie de la tierra (que es en realidad toda la tierra del huerto porque hay un palmo de profundidad) se seca enseguida. Pero la solución no es aumentar la cantidad de agua, porque entonces se pierde por el drenaje (llevándose con ella los preciados nutrientes) y vuelve a secarse. Conclusión: poca agua y frecuente, lo he puesto a 1 minuto cada 8 h.
Cuando riego a mano, utilizo agua de la pecera donde viven las tortugas, es agua sin cloro y enriquecida además con los “nutrientes” que desinteresadamente ellas aportan al ecosistema del balcón. Pero cuando riego con el automático, el agua que les llega a las plantas es directamente de la red, de la cual no conozco la composición pero, por el gusto que tiene, es evidente que contiene mucho cloro.
Hace tiempo ya que le doy vueltas a como mejorar la calidad del agua del riego automático. La premisa es que no puedo recoger agua de lluvia porque el balcón es cubierto. La otra premisa, vigente siempre en todos mis diseños, es mínimo coste, energía (incluida la mía) y espacio.
Tengo entendido que, dejándola reposar al aire, el agua de red mejora notablemente. Así que se me ocurre instalar un depósito abierto entre la toma de agua que hay en el balcón y el riego automático. El depósito debería estar en alto, para disponer de presión. Me lo imagino de unas dimensiones similares una cisterna de inodoro, también con su boya nivel, pero sin tapa, y quien activaría el vaciado no sería una mano tirando de la cadena sino la válvula del riego automático.
El caso es que este proyecto está aparcado porque no tengo donde poner el depósito.